La historia de los antiguos habitantes de nuestro territorio resulta siempre interesante, atractiva.

La magnífica arquitectura, que revela el enorme reto en su construcción; el trazo de sus calles, los materiales utilizados; la evidencia de un alto grado de arte y estética en las piezas elaboradas por sus grandes artistas y los años invertidos en la construcción de estas ciudades de la antigüedad, resultan un festín incalculable para nuestros sentidos y nuestra memoria histórica. Ubicado en la rivera noreste del río Tampaón se encuentra el yacimiento arqueológico de Tamtoc que en idioma téenek significa “Lugar de las nubes de agua”. Un hermoso lugar rodeado por las montañas verdes de la huasteca potosina y que lo hacen percibir como una especie de paraíso en el que los pueblos de la huasteca sobrevivieron durante el periodo posclásico.

Las imágenes de esta gran ciudad, y sus habitantes, parecen perdidas en el tiempo. Pero basta con comenzar el recorrido y en seguida podemos percibir sus propios pasos, sentir sus sueños y su historia al observar los resultados plasmados en sus esculturas, sus pinturas y los restos de utensilios hallados en el lugar. Al ingresar a la zona, los visitantes, son recibidos por una bellísima pieza esculpida en piedra arenisca, traída desde la sierra de Tanchipa, esta escultura compite con las grandes esculturas de la antigua Grecia: La venus de Tamtoc, “Mujer Escarificada” una muestra del talento artístico y la sensibilidad de su creador que talla con gran precisión interpretando con sus herramientas la sinuosidad y belleza del cuerpo femenino.